Hoy, por fin, llego a la recta final de la serie ¿Eres capaz de responder a 3 preguntas?

Para fullsizerendersaber todo acerca de ella podéis visitar las publicaciones anteriores:

¿Eres capaz de responder a 3 preguntas?

¿Eres capaz de responder a 3 preguntas? Pregunta #1

¿Eres capaz de responder a 3 preguntas? Pregunta #2

A continuación os expongo la respuesta a la tercera pregunta que escogí de las seis planteadas en el ejercicio:

PREGUNTA

¿Consideras que el amor romántico es un engaño o una trampa?

IMG_1056Más bien, ¿no seremos nosotros los tramposos? Hoy en día se habla muchísimo del amor propio, de amarse primero a uno mismo para después amar a los demás y así poder ser felices (y no me estoy refiriendo aquí a aquel que se niega el amor a sí mismo [problemas de autoestima y demás]). Sin embargo, para mí, no hay un desamor más grande hacia uno mismo que la falta de capacidad de amar al otro. Y creo que precisamente el origen de esta pregunta proviene de ahí, de ese no entender la simultaneidad del amor. Cuando hablamos de amor, estamos haciéndolo de un todo y no de algo dividido en partes. No hay un primero y un después, hay un es.

El empeño que tenemos en la individualización del ser humano no conoce límites. Se nos induce a que satisfagamos nuestras necesidades sensoriales primero; a que consigamos que los demás nos miren, que sepan de nuestra existencia y de lo maravillosos que somos; a que dejemos claro que tenemos razón porque nuestro razonamiento y discurso son los mejores y más acertados. Si trasladamos todo eso a una relación de pareja estaremos fritos o peor.

Seguramente, la «acción» romántica del inicio ejecutada por muchos para «ganarse» el corazón del otro, se queme una vez conseguido el «premio», ¿pero que pasará después? Pues que lo que nos han enseñado (bombardeo externo) saldrá a flote. Nos reivindicaremos, no cederemos, nos fijaremos solo en lo que necesita nuestro «yo», y tendremos una sordera selectiva con la que escucharemos exclusivamente lo que nos apetezca y halague.

Si me lo preguntas a mí: ¡Oye, Paloma! ¿Crees en el amor romántico? Te contestaré que sí, porque el amor es romántico. No veo la separación (pero esa soy yo).

Cuando amo a una persona quiero que se sienta así: amada. Para ello, le diré palabras tiernas; le escribiré una nota, un mensaje de texto o una carta como las de antes; le regalaré un detalle; me pondré la camisa o el vestido que más le gusta; le abrazaré por la espalda y de frente cada vez que me nazca y no me guardaré los besos ni se los dejaré de dar a modo de castigo. Le dejaré hacer las cosas que le hacen feliz; me aferraré a su mano cada vez que tenga oportunidad; me perderé en sus ojos y sentiré mariposas igual que la primera vez; le escucharé con atención; le diré cuando esté errando; aceptaré sus cambios (aunque no siempre sea fácil); aceptaré los míos (aunque lo sea menos todavía); me enfadaré con él pero no dejaré que nos durmamos sin resolverlo; y le diré «te quiero» cuantas más veces mejor. Aceptaré mis errores a través del diálogo; le miraré enterito de arriba a abajo como si todavía tuviera dieciséis años (en secreto y cuando se de cuenta). Le contaré todo, no habrán secretos, y siempre sabrá lo que pienso, cómo me siento, qué necesito, cuáles son mis sueños y cuanto le quiero.

PERO… Esto de «relación» es cosa de dos, y si no hay una reciprocidad estará destinada al fracaso, o al hecho de llevar una vida bastante miserable. Si no hay constancia, perdón, comunicación, compromiso y sobre todo amor, las dificultades que tengamos en el camino serán como bloques de concreto que se irán levantando poco a poco hasta formar un muro de contención tan alto, que acabará con nuestro equipo de dos.

En definitiva, realmente, cuando no amo al otro no estoy amándome; cuando le hago daño al otro, estoy dañándome; y cuando procuro la felicidad del otro… estoy siendo y seré feliz.

          Bueno, pues ¡misión cumplida! He terminado con el ejercicio sugerido por Brande y he llegado a la conclusión de que ha sido muy interesante obligarme a escarbar en mi interior para responder a las tres preguntas. ¿Recomendaría el ejercicio? Sin ninguna duda. Como decía ella: si quieres contar una historia que sea creíble tienes que contarla con honestidad y para ello, lo primero que tienes que hacer es ser capaz de interiorizar y responder a preguntas que cuestionen asuntos de la propia existencia.

Y ahora…

Os dejo tres canciones que me inyectan «amor romántico» por vena, haciendo que éste me rezume por el cuerpito entero.

Para Estuardo. Después de catorce años de casados y diecinueve juntos, puedo decir con plena certeza que hoy te quiero más que ayer.

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