Entre los libros que estoy leyendo en estos momentos, se encuentra uno que se aleja mucho de ser una lectura rápida. Sus palabras hay que interiorizarlas y masticarlas bien para hacerlas propias, para vivirlas. Se trata de El poder del Ahora de Eckhart Tolle. Seguramente muchos de vosotros lo conoceréis.

El caso es que me encontré, en medio de todas las maravillas que encierra, con una que curiosamente está relacionada a algo que como a escritores nos incumbe directamente. Estoy hablando de la inspiración. Sé que ya he hablado de ella en posts anteriores (¿En peligro de extinción?, ¿En peligro de extinción? IIUna canción. “Warrior”), pero este pequeño descubrimiento me ha abierto la mente un poco más al respecto y me ha hecho pensar precisamente en la relación existente entre mística y escritura. ¿Cómo? Dejarme exponeros lo sugerido por Tolle cuando habla de la diferencia entre pensamiento y quietud para que os hagáis una idea de lo que estoy hablando:

Tolle-eckhart
Eckhart Tolle

Todos los artistas verdaderos, lo sepan o no, crean desde un lugar de no-mente, de quietud interior. La mente entonces da forma a la visión o impulso creativo. Incluso los grandes científicos han dicho que sus grandes logros creativos llegaron en un momento de quietud mental. El sorprendente resultado de una encuesta nacional entre los matemáticos más eminentes de Norteamérica, incluido Einstein, para conocer sus métodos de trabajo, fue que el pensamiento «juega sólo un papel subordinado en la breve y decisiva fase del acto creativo en sí mismo».

Fue toda una experiencia reflexionar acerca de ello. Todos sabemos que la inspiración llega en el momento menos esperado y a lo mejor, esos instantes de «lucidez» artística en realidad son esos mencionados momentos de quietud. Es decir, momentos en los que nos separamos de nuestro yo-racional y abrimos la puerta a más, a muchos más. ¿No es una maravilla? Porque aunque pueda parecer una estupidez, para todo aquel que haya iniciado la aventura de escribir por los mismos motivos que los míos (terapia/búsqueda), el hecho de que el acto creativo esté estrechamente ligado a la espiritualidad, es una verdadera pasada. ¡Espera! ¿Espiritualidad? Pues sí, espiritualidad.

Veréis, los místicos a lo largo de la historia fueran cristianos o no, nos han enseñado la importancia de la meditación, de la contemplación o, como diría Eckhart, de la quietud, dejándonos ver que el ejercicio de ello está ligado a la constante necesidad de búsqueda del ser humano (y podríamos añadir aquí, a la necesidad creativa).

¿Pero qué es la mística? 

En teología: Parte de la teología que trata de la vida espiritual y contemplativa, y del conocimiento y dirección espirituales.

En lo natural: Método cognoscitivo puramente espiritual, independientemente de la fantasía, por recibir el alma un influjo especial de Dios (p. ej., una idea innata) o porque se conoce intuitivamente a sí misma en su inmediata relación con el Ser Supremo.

La Enciclopedia. Salvat Editores, (2004)

¿Véis ahora la relación?

Dándole vueltas a todo esto, acudí a otros libros que atesoro con cariño. Los revisé buscando similitudes y sonreí por dentro y por fuera al releer ciertos párrafos subrayados y acompañados de notas.

Willigis Jäger, por ejemplo, en su libro Sabiduría de Oriente y Occidente (2009), recalca la manía que tenemos de buscar soluciones en el exterior y lo errados que estamos, ofreciendo la siguiente explicación:

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Willigis Jäger 

Pero siempre buscamos en una dirección: en el exterior. Sin embargo, puede que lo que estamos buscando se encuentre en realidad únicamente en nuestro interior. Quizás proyectamos hacia fuera nuestro deseo de alcanzar la verdad definitiva sobre los últimos componentes del Universo, sobre la fórmula del mundo que nos explique todo mediante una teoría coherente mientras que la realidad se encuentra exclusivamente dentro de nosotros mismos.

El mismo San Juan de la Cruz, hablaba de ese mirar hacia adentro para buscar a Dios y la necesidad del silencio del alma para ello. Y Buda explicaba en otras palabras lo mismo: «Dentro del mundo de las formas no habrá ninguna explicación del sentido de la vida«. ¿Y qué tema podemos no incluir en tan deseada explicación?

Para que como artistas demos fruto, tenemos que ejercitarnos en acallar nuestros pensamientos para encontrar esa quietud, esos momentos de silencio interior en los que las respuestas vengan por sí solas, para después ser moldeadas por la mente y el pensamiento, generando así un elixir nuevo aromatizado con historias que contar.

He llegado a pensar que tal vez los famosos bloqueos del escritor sean por eso, por una falta de tiempos de recogimiento y quietud. A ese intento continuo de buscar soluciones para nuestra obra a través del constante raciocinio, en vez de simplemente no buscarlas y sumergirnos en la nube del no saber.

Como decía Eckhart al sacar una conclusión acerca del papel subordinado del pensamiento en esto de la creatividad:

Así pues, yo diría que la sencilla razón por la que la mayoría de los científicos no son creativos, no es porque no saben pensar sino ¡porque no saben cómo dejar de pensar!

Así que a mayor quietud, contemplación, meditación o como lo queráis llamar… más inspiración artística y por lo tanto, mucho más que crear, que escribir.

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Foto de portada: https://i.ytimg.com/vi/r_kUKTOmb0w/maxresdefault.jpg

Foto de Eckhart Tolle: https://www.google.com/search?q=eckhart+tolle&safe=active&espv=2&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwilx4zjharTAhVLs1QKHbPpBDsQ_AUIBygC&biw=1440&bih=826#imgrc=6gZB7QEl3TF2_M:

Foto de Willigis Jäger: https://www.google.com/search?q=willigis+jager&safe=active&espv=2&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwizuNL1hqrTAhVhylQKHYcPD_sQ_AUIBigB&biw=1440&bih=826#imgrc=uzvRRU8X--XfjM:

7 comentarios en “¿Mística y escritura?

  1. Estupenda entrada, Paloma; gracias por ella.
    En lo personal estoy en un todo de acuerdo con lo que expones y con las citas de Tolle y de Jäger; hasta tal punto estoy de acuerdo con ellos que puedo decir que he sentido en carne propia esta dicotomía entre la búsqueda «exterior-interior». Tan así es que debo obligarme a quedarme quieto para poder hacer (crear) algo. Mi mente suele saltar de una cosa a otra, lo cual en ciertos aspectos es bueno ya que lo mismo escribo que ejecuto un instrumento, creo un juego o pinto; pero cuando me doy cuenta han pasado días en que he hecho «de todo» pero nada está terminado; es decir, no hay verdadera creación. Para ello debo detenerme y «pensar en nada»; relajarme, meditar… y allí llega la maravilla de la creación pura…
    Lo dicho: gracias por la entrada que nos compartes.

    Un abrazo.

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    1. ¡Gracias! Has hecho una excelente reflexión-explicación de esa búsqueda en ambos aspectos. Creo que a todos nos pasa. La diferencia está en ser conscientes o no de ello, y por lo tanto, sacarle más provecho o no. La belleza de perderse en el silencio se ve reflejada muchas veces en el trabajo de nuestras manos.

      Un abrazo para ti.

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