A veces en la vida nos pasan cosas que nos pillan por sorpresa, pero lo importante en sí no es la sorpresa, sino cómo reaccionamos ante ella.
Pues como os decía en el post anterior ¡¡¡Madre mía!!!, hubo una respuesta a ese apretar el botón, pero si estáis pensando que me dijeron: «Te vamos a publicar», no fue así, jejeje… ¡Qué más quisiera yo!
Me dejo de misterios y os lo cuento.
Resulta que mi hermana Lucía (mi manager ;)) se contactó con la editorial que me interesaba por aquello de que publican novelas similares a la que tengo entre manos. En un principio le dijeron que sólo necesitaba mandar el manuscrito y mis datos de contacto a tal e-mail, y yo, feliz de la vida lo mandé tal cual, sin carta formal de presentación, ni sinopsis. Como muchos de vosotros a estas alturas estaréis pensando (y más de alguno llamándome ingenua, jeje), como era de esperarse me contestaron agradeciéndome por considerarles, y solicitándome una sinopsis completa, a lo que respondí para mis adentros con un: ¡ATIZA!
¡¡¡¿¿¿Que no tenías preparada una sinopsis???!!! No, no y no… ¿para qué os voy a engañar? En mi defensa diré que como todo fue producto de un ya mencionado arrebato, me aferré a la información que me habían proporcionado, y me tiré de cabeza al agua fría, y nada clara.
Lo que vino después, es decir mi reacción a la «sorpresa», fue un bloqueo monumental, pero de aquellos que se tienen sólo una vez en la vida. Mi cerebro se convirtió, de repente, en un bloque de cemento duro y, eso sí, pintado del blanco más impoluto que os podáis imaginar. Me sentaba frente al ordenador y era incapaz de escribir hasta el título de la novela. Así me pasé horas. Después arranqué y me dio por borrar absolutamente todo lo que escribía.
A modo de desahogo twitteé (¿se dice así?): *corrección: tuiteé
Fabio, me imagino que muchos le conoceréis (tiene un blog estupendo que os animo a visitar), me contestó con un muy sabio: «¿Falta de distancia objetiva respecto de la propia obra…? ;)» Y sí, eso era exactamente lo que me estaba pasando. Después de cinco años sumergida en la infinidad de detalles que se encierran en una obra literaria, me era imposible ser objetiva y sintetizar las más de 80,000 palabras que componen la mía.
No mucho más tarde, busqué consejo comunicándome con mi amigo Alvin, también escritor (os lo presenté en el post Hello World, my name is Alvin.). Me recordó que no hacía mucho, cuando él mismo se encontraba haciendo la sinopsis de su novela, me había mandado unos pasos para la elaboración de la misma. Lo busqué, lo imprimí, me lo estudié, y poco a poco fui capaz de construir la mía. No creo que haya quedado perfecta, pero quería mandarla a la mayor brevedad e hice lo mejor que pude. Ahora la releo y sé que podría haber mejorado el final entre otras cosas, pero bueno…
Para terminar por ahora con las noticias de mi viaje como escritora, y como a mí me ayudó, os comparto el maravilloso e-mail que en su momento me mandó mi compi, titulado: «La sabiduría es gratis cuando fluye del ignorante: Alvin construye una sinopsis»:
-Alvin
Paloma, aunque no lo puedas creer, la RAE se puso al día y aceptó el verbo bien españolizado «tuitear»: http://dle.rae.es/?id=asr6h3K
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¡Gracias Fabio! Entonces tendría que decir «tuiteé» ¿no?, jejej
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Alumna Velilla, se ha merecido un sote. 😉
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Gracias, profe!😁
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«Sote» es el uruguayismo para la abreviatura de «sobresaliente».
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Jajaj, me lo he imaginado 😂
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Quizás el bloqueo también puede ser consecuencia de que la sinopsis fue pedida, y la novela salió de tu voluntad… Me identifico mucho contigo jaja
Un abrazo!
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Pues tienes razón. También lo pensé. Me sentí bajo presión por el pedido y no funcioné bien 😆 Es la falta de costumbre 😏
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