Si te preguntaran qué expectativas tienes del mundo, ¿qué responderías?

¿Hablarías solamente de lo que quieres para ti y tu entorno, o hablarías de lo que quieres para todos, para la humanidad?

Vivimos preparándonos para un futuro que desconocemos, creemos que lo que suceda fuera de nuestro círculo fronterizo imaginario, no nos afectará (recalco) a nosotros.

¿Ilusos? Quizá.

Vivir anclado en el pasado.

Vivir ausente en el presente.

Vivir soñando en el futuro.

¿Quiero vivir así?

NO.

Y me repito: no hay nada que entender.

¿Cuál es el misterio?

¿Mi propósito en la vida?

Y la respuesta es siempre la misma: amor, amor, amor.

Si me pongo a pensar en su significado resulta absurdo, porque abarca tanto que no puedo contenerlo en mi cabeza. Y por más que me lo pregunte, si pienso en soluciones no hay otra respuesta:

AMOR.

Y aunque me sean inconcebibles las razones que llevan al hombre a la continua barbarie, sé que la conclusión (terminación) a tales actos no está en la razón, ni en la más renombrada religión, está en el AMOR. Porque, ¿de qué me sirve decir que vivo de acuerdo a… si no tengo amor?

¿Pero qué es?

¿Qué eres amor?

¿Quién eres?

¿Por qué irrumpes en mi pecho con tanta fuerza y aún así no soy capaz de definirte?

¿Por qué te mueves en mis venas y empujas a mi ser a ver con unos ojos que para otros son extraños?

¿Por qué te confunden con debilidad, flaqueza y fracaso cuando eres la fuerza más potente del universo?

Amor, ¿por qué te escondes de la mente de unos y te refugias en la de otros?

¿Por qué conmueves a unos y le eres indiferente a otros?

¿Por qué te presentas? ¿Qué quieres? ¿De qué me sirve tenerte y estar despierta si la humanidad está ciega? ¿Por qué?

¿Qué quieres de mí?