Tener voz.
Encontrar el camino.
El camino determina el destino.
El camino es la voz, la voz que encontramos es el camino.
Soñé.
Soñé que remaba con mi barca hasta el centro del lago.
Metí los remos y me tumbé mirando al cielo.
Cielo, azul, nubes, viento.
Unas hojas venidas de lejos cayeron sobre el agua.
Brisa y olas.
Un insecto flotaba en alguna parte y oí unas alas batiendo.
Unas gotas de lluvia.
Olor de vida.
Ya no remaba.
La barca seguía un curso invisible.
Cada pequeña cosa marcaba el rumbo.
Las flores caídas en el agua, el calor del sol, las alas de la abeja que pasaron rozando el agua, el viento, la tierra rotando, la galaxia discurriendo a velocidad de vértigo.
Todo hacía su trabajo para hacerme llegar.
Me dejé llevar.
No tracé ningún camino, no fijé ningún destino.
Sólo miraba inmóvil al cielo.
Sin saber cómo llegué.
Dejándome ir.
Entonces supe que había hecho un camino que no había trazado, que había llegado a un destino que no había planificado.
Supe que ese camino era mi camino, y ese destino mi destino.
Dejándome ir.
Solamente dejándome ir.
Siendo Universo, el Universo me llevó.
Mientras miraba las nubes pasar bajo el cielo azul.
Precioso…
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Gracias! 🤗 Es que papá…
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Se nota de quién has sacado la pasión por la escritura, como bien dijiste en otra entrada 😉
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Eso es todo un cumplido 😁, gracias!
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Muy bonito, Paloma
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Jooooooo
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😍😍😍
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