Déjame sentir como siento y no te avergüences de ti mismo poniéndome contra mí, porque más allá de ser una debilidad...
Búsqueda.

Déjame sentir como siento y no te avergüences de ti mismo poniéndome contra mí, porque más allá de ser una debilidad...
Suspiro. La indignación no me deja tranquila y una inquietud molesta me da golpes en el alma.
--Ya, ¿pero qué pasa si te mueres? Es que yo no me quiero olvidar de ti. ¿Qué pasa si me olvido de ti? No puedo olvidarme, no quiero separarme de ti, no quiero... Yo, yo... quiero estar contigo para siempre, no puedes desaparecer, y yo tampoco quiero desaparecer.
A veces ser testigo de mí misma, de mis pensamientos, de las motivaciones que me empujan a decir o hacer algo, no es fácil.
Pienso, y pienso, y pienso en ti buscando qué decir para que me escuches. Pero si lo que dice mi alma no es suficiente, entonces, ¿qué lo será?
El tiempo sigue su implacable rutina y se empeña en recordármelo a través del movimiento.
Un poema de Rumí que encierra lo que mi corazón siente. Creo que la historia de la humanidad cambiaría de rumbo, dejaría de repetirse, si todos los hombres y mujeres hicieran suyas en carne propia, estas palabras.
Cuando sin un porqué, me contemplo las manos y veo las líneas que representan el paso de mis días y doy gracias, gracias, gracias...