Soñé que había hecho demasiado daño. El mal era como un mar sin fondo ni límites. "Ya no hay esperanza para ti", pensé.
Soñé que había hecho demasiado daño.
Soñé que había hecho demasiado daño. El mal era como un mar sin fondo ni límites. "Ya no hay esperanza para ti", pensé.
Suspiro. La indignación no me deja tranquila y una inquietud molesta me da golpes en el alma.
Pues bien, si bien es cierto que no he estado escribiendo todo lo que me pedía este cuerpo español, sí he hecho mis pinitos del oro en dos áreas que quiero compartir con vosotros. Hoy, os comparto una de ellas: La primera vez que me lanzo y publico en...
--Ya, ¿pero qué pasa si te mueres? Es que yo no me quiero olvidar de ti. ¿Qué pasa si me olvido de ti? No puedo olvidarme, no quiero separarme de ti, no quiero... Yo, yo... quiero estar contigo para siempre, no puedes desaparecer, y yo tampoco quiero desaparecer.
Hoy me acerco por aquí para cumplir con una deuda que tenía pendiente. No me había olvidado de ella, pero por a, b o c, la he ido aplazando hasta este presente que se desliza sobre el teclado.
A principios de año me topé con este maravilloso blog de escritura. Digo maravilloso, porque toca una temática que me vuelve loca (entre otras muchas que, por cierto, son muy útiles para los del oficio), la FANTASÍA.
A veces ser testigo de mí misma, de mis pensamientos, de las motivaciones que me empujan a decir o hacer algo, no es fácil.
Por favor, leerlo y compartirlo en cuanta red social os sea posible. Que el mundo sepa, y que entre todos podamos ayudar.
Pienso, y pienso, y pienso en ti buscando qué decir para que me escuches. Pero si lo que dice mi alma no es suficiente, entonces, ¿qué lo será?