Instrumentos útiles para la escritura de ficción (Parte I).

En medio de todos los recursos tecnológicos y mediáticos que hoy día tenemos a nuestro alcance, he de confesar que soy una persona chapada a la antigua, así que los instrumentos que presentaré en este bloque (que dividiré en tres entregas), estarán un poco tintados con, lo que muchos considerarán, el pasado. ¿Estarán entonces en peligro de extinción?

Personalmente poseo una fuerte debilidad por tener un buen libro entre manos. Me gusta sentir el roce del papel al pasar las páginas según voy avanzando en la lectura y también, el hecho de marcar lo interrumpido con un entretenido señalador que sé, me guiará en el camino de vuelta. Leer las palabras impresas es un deleite para los ojos, y a diferencia de cuando lo hago en el ordenador o teléfono, mis pupilas no quedan para el arrastre.

Así también, ¿qué mejor que apuntar ideas? pero no como se suele hacer ahora, no. A veces pienso que las futuras generaciones no sabrán lo que es sentir el hormigueo en los dedos al deslizar el lápiz sobre el papel llenando lo impoluto con sueños y pensamientos y, precisamente ése, representa un lujo y primer instrumento del que hoy os quiero hacer partícipes.

Los cuadernos.

Para mí, sin duda, la mejor herramienta de todas, pero primero, creo conveniente definir un aspecto esencial que permanece latente (o así debería ser) en la vida del escritor y, que considero, está estrechamente relacionado con la necesidad de escribir a mano.

Inspiración:

Efecto de sentir el escritor, el orador o el artista aquel singular y eficaz estímulo que le hace producir espontáneamente, y como si lo que produce fuera cosa hallada de pronto y no buscada con esfuerzo.

La Enciclopedia. Salvat Editores

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Estos, son los míos

¡Qué momentos los de la inspiración! Es como un fuego que recorre nuestro interior y que se libera en un estallido de ocurrencias. Nos puede suceder al acostarnos, en el baño, al conducir, durante un paseo agradable…; la lista puede extenderse en un sin fin de ocasiones, y qué mejor que tener un cuaderno y lápiz a mano, para dejar fluir ese regalo plasmándolo gracias a la presión ejercida con nuestro puño, y dando así a luz, a esas letras que trasladan nuestra esencia.

Os voy a poner un ejemplo:

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Fragmento de aquel día.

Una vez me encontraba en el área de juegos de un restaurante de comida rápida con mis hijos. Mientras que ellos se divertían y yo me dejaba deleitar por sus risas, o por verles ir y venir en un correteo torpe y lleno de vida, de pronto, una reflexión. ¿Qué hago? Saco el cuaderno pequeño de tapa naranja de mi bolso y empiezo a escribir. Mi mano se posee por una urgencia atípica y después de varias páginas, varios tachones y un par de rectificaciones, lo vuelvo a leer y me doy cuenta de que tengo… algo. Al final, de ese «algo», nació uno de los diálogos que más me gusta de mi primer manuscrito y que más peso tienen durante el camino de su protagonista.

Es cierto, estaréis pensando algunos, que los teléfonos, tablet y demás aparatos que tenemos también a nuestro alcance, nos brindan la opción de tomar notas, pero he de decir que no es lo mismo. No, no lo es, y para explicarlo me apoyaré en una cita que, en su momento, me sacó una sonrisa.

La importancia de la escritura manual.

Actualmente tenemos que hablar de experimento y de que es algo que podemos añadir a nuestro trabajo diario, porque hace mucho tiempo que casi todos los escritores hemos olvidado la sensación de agarrar un bolígrafo o una pluma y sentir el contacto directo del papel. Nos adaptamos a la tecnología, como es lógico, y pensamos que a efectos prácticos se trata del mismo procedimiento, escribir […], cuando en realidad tiene poco que ver […]. Y cuando estamos frente a la pantalla del ordenador sabemos, consciente o inconscientemente, que cualquier cosa que escribamos la podremos corregir al momento, con una sola tecla, y volveremos a tener de nuevo la hoja en blanco a la espera de la siguiente versión. Sin embargo, la escritura manual nos exige que corramos más riesgos, nos avisa de que una palabra mal escrita o una frase que no nos convenza se quedarán ahí, y como mucho tendremos que elegir mucho mejor la próxima vez, estar más concentrados, buscar lo esencial.

Escribir, crear, contar (2014), Mateo Coronado

Así que, por lo menos, si no es para amansar y liberar el fuego de la inspiración, escribir a mano, como antes, es un ejercicio recomendado que además de favorecer nuestra concentración, nos da el beneficio de la proximidad, de la intimidad entre lo escrito y nosotros… los escritores.

16 comentarios en “¿En peligro de extinción?

  1. Es un don, la capacidad de expresar en papel los sentimientos o cualquier otra cosa. No todo el mundo, entre los que me incluyo, posee esa facilidad, ni con boli ni con botones.
    Así que es importante que aquellos que la tenéis , nos hagáis partícipes a los demás de las maravillas que pasan por vuestra cabeza y vuestros dedos.

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  2. Nada comparable al papel y la tinta. Nada comparable a los tachones, los dibujitos sin sentido en uno de los márgenes mientras esperas que la palabra que buscas llegue, nada comparable a la emoción de ver como tu boli se queda sin tinta y que ese cuaderno se queda corto para todo lo que tienes que contar.
    Besacos

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  3. Cada maestrillo tiene su librillo. Al principio, cada vez que salía a pasear por las riberas del Ebro, solía llevar conmigo libreta y bolígrado: ahora me acompaña un libro, pero, tanto antes como en la actualidad no hacia ni hago uso de ellos hasta llegat al sitio previsto al dinal del camino, a unos dos kilómetros de casa.

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  4. Supongo que si lo comparamos a la tecnología actual, lo podemos considerar como antiguo, y en cuanto a la proximidad escrito-escritor, si bien es verdad que no hay nada comparable a la que te da el lápiz y papel, por lo menos en las que no tenían corrector, sí podías darte cuenta de tus errores y recordarlos, porque no te quedaba más remedio que tachar o cambiar de hoja. En ese sentido, tal vez un «in between».

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  5. He llegado aquí, a tu puerta en la noche, a dar tres golpes cada vez que tus ojos encuentren descanso. Yo: Tu némesis.

    Nunca había leído tan buen argumento a favor del papel y la letra. Lo encontré interesantísimo. Gracias por compartirlo.

    Yo soy del bando opuesto: Saboreo obras literarias de mis favoritos en el Kindle; tomo mis notas habladas y escritas en el teléfono y las guardo en la nube; y escribo postales en el teclado para luego transcribirlas a su destino acartonado.

    No siempre fue así. Años atrás este humilde escritor era puño y cuaderno, aunque aun en esos momentos resistí el bolígrafo y luché por el lápiz. Pienso que tiene mucho que ver con tu modo de aprendizaje y moldura de tus pensamientos. El mío ha cambiado. El cocote sobre mis hombros trabaja en iteraciones, errando y sanando y errando otra vez. La maleabilidad de un buen procesador de palabras, digamos, su calor, encaja muy bien con esa programación.

    El puño y letra son duros y testarudos, aunque, tengo que admitir, me hacen falta los dibujitos =P

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  6. Creo que en papel es mas terapeutico que en la compu, porque en las letras dejas huellas de tu alma. Pero para escribir un torrente de ideas a mi me funciona mas el teclado donde mis dedos se conectan al cerebro y se funden en uno solo. (eso si odio escribir con pulgares y de alli la galta de tildes..jajaja)

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    1. Jejeje. Cada uno tiene su estilo y se siente cómodo de una u otra manera. Sin embargo, la intimidad que se tiene con el papel es especial y, quizá, como dices, sea por eso, porque nos conectamos más a un nivel psicológico.

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  7. Mi experiencia con lápiz y papel ha sido cuestión de supervivencia, amante del papel y la tinta, siempre tengo a la mano lápiz y papel, misteriosamente los uso más frecuente cuando estoy leyendo, porque el día que lo use lápiz y papel para escribir me enfrenté a un gran dilema, lo escrito ahora debía transcribirlo… un manuscrito de más de cinco mil palabras, ahora no encuentro el tiempo y el momento para hacerlo, porque prefiero seguir escribiendo, será que el paso del tiempo y la tecnología nos impulsa con ellos? Que hacemos con los manuscritos, también te cuento que mis manuscritos terminan llenos de tachones, sobreescritura, rayaduras,dibujos y todo un mosaico de garabatos… gracias por la reflexión

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